Al principio estaban el agua y el científico natural Johannes Schnorr, quien, mediante la técnica de la imagen de gota, determinó hasta qué punto el agua potable ya estaba contaminada con tensioactivos de detergentes a finales de los años 60. Desarrolló la idea de un lavado ecológico y económico mediante un sistema modular, y con ello dio el impulso para la fundación de la empresa Sonett. Porque solo si se dosifican por separado los detergentes, ablandadores y blanqueadores, se pueden aprovechar al máximo las sustancias de lavado. El abandono de materias primas provenientes de la química del petróleo, la completa biodegradabilidad, el rotundo rechazo a la ingeniería genética, la ausencia de enzimas y el uso de aceites y aceites esenciales de agricultura ecológica son, incluso hoy, los criterios ecológicos para un lavado y una limpieza sostenibles.
Nuestro concepto de sostenibilidad va más allá de la mera ecología. No solo se trata de la eficiencia y economía de los productos, sino también de la organización social de la empresa, donde Sonett se posiciona como pionero. Una gran parte de los productos Sonett es envasada y etiquetada por personas con necesidades de asistencia en los talleres Camphill Lehenhof, situados en las inmediaciones. La empresa Sonett se gestiona de manera colaborativa y, hace ya algunos años, fue transferida a la fundación sin fines de lucro Sonett.
El sentido de nuestro trabajo radica en no solo reducir el impacto sobre la naturaleza –y en especial sobre el agua–, sino en comprender el agua como el portador de toda forma de vida, respetarla y revitalizarla.